La Inmaculada de los Venerables Bartolomé Esteban Murillo
Murillo crea con la Inmaculada
Concepción unnuevo tipo iconográfico
que surge ligado a la propaganda de la Contrarreforma.
Es la referencia iconográfica de la mujer del Apocalipsis dominando a
Satanás (mezcla de serpiente, dragón y águila según San Isidoro), aunque
la serpiente no esté en el cuadro. Parece un cuadro realista pero está
cargado de símbolos: el vestido blanco y la dulce apariencia casi infantil
de la Virgen representan la pureza, la virginidad; el azul del manto nos
indica que es la Reina del cielo,
lo mismo que la medialuna, que
también simboliza el triunfo sobre el Islam; la cara con la mirada hacia
el cielo, llena de luz, expresa que es puente entre Dios y los hombres.
El culto a la Virgen enlaza con el de otras Grandes Diosas Madres de la
Antigüedad mediterránea.
La función de esta imagen contrarreformista es, según
Pacheco, "persuadir a los hombres a la piedad y llevarlos a Dios". Pero
además esta encantadora y sentimental imagen, desvinculada de la realidad
de la Sevilla azotada por la peste, servía a la gente para evadirse de
la miseria que la rodeaba.
El lienzo se exhibe con su marco original, una magnífica pieza de
Bernardo Simón de Pineda -el autor del retablo de la iglesia de la
Caridad. Sin
temor a equivocarse puede decirse que tela y marco son una 'única
pieza', pues éste contiene los símbolos 'inmaculistas' que Murillo obvió
en la pintura.
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